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Patrona de América, nacida en Lima el 30 de Abril de 1586 y fallecida en olor de santidad el 30 de Agosto de 1617. De familia humilde, mostró piedad singular y amor a Jesús y a su madre desde su tierna infancia
La vida de Santa Catalina de Siena que leyó de niña le sirvió de modelo. Ayunaba y hacia grandes penitencias. Ni lo que decían sus amigos o el ridículo en que le ponían en su hogar amortiguaba su devoción y sus largos tiempos de oración.
Hizo voto de virginidad, aunque sus padres querían que contrajera matrimonio. Logró por fin que en su hogar se aceptara su elección de llevar vida de trabajo, oración y sacrificios. Vivía de su trabajo de costura y bordado y pasaba las noches en oración. A los 20 años recibió el hábito de Santo Domingo.
Tenía comunicaciones especiales de Nuestro Señor, lo cual la fortalecía para dar buenos consejos a todos.
Los muchos milagros y favores que siguieron a su muerte mantuvieron la devoción hacia su figura y su recuerdo. Fue beatificada por Clemente IX en 1667, y canonizada en 1671 por Clemente X, primera mujer americana en recibir este honor de la Iglesia.
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